Hablar en sueños

Por la noche, tú me llamas en tus sueños. Y yo te contesto siempre con palabras cariñosas, porque tengo un sueño ligero que atraviesa fácilmente la frontera a la conciencia sin parar nunca en la aduana:
-Tranquila, tranquila. Lo que pasa es sólo un sueño.
Y tú te acurrucas a mi lado y te sumerges en las olas que tu mente va lanzando hacia la costa, y yo te acompaño en silencio, atendiendo a los peligros que te acechan, esperando a que tu rostro o tus palabras me den alguna pauta para dejarte tranquila o para raptarte del sueño y traerte de nuevo aquí. Casi siempre te pregunto por la gente que aparece, porque antaño me contabas muchas cosas que me orientaban muchísimo, pero ahora casi nunca me contestas. Te empecinas en seguir nadando sola y yo me quedo pensando, indeciso, escrutando algún signo de inquietud bajo tus párpados cerrados para poder despertarte y volver a abrazarte otra vez, mientras tú me miras sorprendida de la suave calidad de mis caricias y cierras de nuevo tus ojos y te vas.