Ensimismado

Un día, un lector me envió este mensaje: “Estos cuentos hablan de las cosas que realmente importan. Enhorabuena”. 
Al intentar contestarle me di cuenta de que la dirección a la que escribía era la mía y, sin embargo, seguí adelante.

Cambio de identidad

Después de treinta años de matrimonio, aquel día dejé de ser yo. En la cocina, me encontré con ella:
-¿Qué pasa? – le dije.
Y fue la primera vez que ambos pensamos lo mismo.

Marioneta

Estabas harto de obedecerme, así que te corté los hilos y te dejé en libertad, pero tú ni te giraste para despedirte. Empezaste por sentir que tu corazón latía como un diapasón y la fuerza de tus músculos textiles. Luego apretaste los puños, te pusiste en pie y buscaste la manera de escapar de aquel paisaje infantil en donde cada noche yo te hacía bailar a mi capricho. Aún estabas desnudo y, a pesar de que tu cuerpo se movía con torpeza, te marchaste a toda prisa, arrastrando los hilillos por el suelo.