Cervezas

En la tienda del convento de clausura, la monja me contestó: 
-Lo que más echo de menos son las cervezas. 
-¿Las cervezas? 
-Sí, las cañas de los domingos. 
Por eso, el domingo siguiente compré media docena de latas de mahou antes de ir al convento. 
-Sor Juana, mire lo que le traigo. 
-¡Cervezas!, ¡qué sorpresa!, muchas gracias. 
Aprovechando que aún no había clientela, abrimos dos latas a la puerta del local. 
-A su salud.
-Espero que lo disfrute.
Ella sonreía complacida, pero algo en su mirada me decía que, en realidad, las bebidas que añoraba estaban muy lejos de aquí.