Hace un año que planté
en un campo de papel:
un James Bond, de guerra fría,
la vid para hacer buen vino
y dar para recibir...
He dejado que el silencio
las deje medrar en paz:
Bond, vid, da
fueron creciendo
por fuera del alma mía
por fuera del alma mía
hasta llegar a ser grandes...
Y hoy, al mirar la ciudad,
he visto vida y Bondad
del brazo en la calle del medio.
Se mezclan por puro azar
¡qué promiscuas las palabras!