Pasa el Pas

 Al paso del Pas 
  por la ría, la marea viene y va.  
  Desde su trono celeste, el astro rey dictamina 
   que el río empiece a bajar cuando caiga el mediodía  
 para evitar que se coma a la duna que se acuesta junto al mar. 
 La lunaque es la que manda, reclama su jurisdicción y acusa al sol del farol:  
  -Careces de soberanía para imponer esa ley-. El río sigue su curso, ignora la voz de mando, 
  espera a que llegue el ocaso y luego, a la luz de la luna, declara su amor a la duna y se sumerge en la ría.