Con miedo y con ilusión, después de sufrir lo indecible, llegó al continente gris
la joven de la patera... Desnutrida y agotada, la ingresaron en la U.V.I. del hospital de la Paz. Justo en la puerta de enfrente, un joven de clase media
maldecía el sinsentido de su vida... Mientras él lloraba a mares ella sacaba brillo a su alma de superviviente. Un miércoles de diciembre, la trasladaron a planta. Con entusiasmo inmutable, a quien pasaba a su lado le decía en castellano: "Ya estoy aquí, ya he llegado..." y luego su rostro chato, obedeciendo al impulso de los minúsculos músculos del extremo de sus labios, prendía la noche cerrada con el fulgor de la gloria...
la joven de la patera... Desnutrida y agotada, la ingresaron en la U.V.I. del hospital de la Paz. Justo en la puerta de enfrente, un joven de clase media
maldecía el sinsentido de su vida... Mientras él lloraba a mares ella sacaba brillo a su alma de superviviente. Un miércoles de diciembre, la trasladaron a planta. Con entusiasmo inmutable, a quien pasaba a su lado le decía en castellano: "Ya estoy aquí, ya he llegado..." y luego su rostro chato, obedeciendo al impulso de los minúsculos músculos del extremo de sus labios, prendía la noche cerrada con el fulgor de la gloria...