No se asocia la
dulzura
de las chicas de Sevilla
con la altura de la tasa
del azúcar
en los chicos de la
villa.
Según
Ruiz de Lopera,
el sabor del mazapán,
o
el brillo del tocinillo
no son
la causa del mal.
Los gritos del
Sánchez Pijoan
la rodilla de Gordillo,
las rencillas que alimenta
del Nido desde su silla
contribuyen mucho más
al mal
de la vieja ciudad.
Con todo lo más preocupante
del complejo
malestar
es que de noche, también,
se
extiende la enfermedad.