Me llamas para que mire
el escondite del sol.
Te miro fijo a los ojos.
Se acuesta el círculo rojo
tras los visillos brillantes
y luego se tiñe el azul
del negro de la oscuridad.
-Que me he deslumbrado
un poco-
te digo con media sonrisa,
ahora que el sol se ha metido
en lo profundo del mar.
Y luego vuelvo a mirarte
y sigo estando contigo
mirando tras el cristal.