Quinta esencia

En mi vida he sido muchas cosas. Como todos, comencé por ser un niño. Después he sido estudiante, marido, padre, escritor y profesor. En los últimos años, además, el dios del tiempo me ha convertido en jubilado cascarrabias y en abuelo complaciente.
-Por lo tanto en mi vida se han sucedido ocho grandes esencias-, escribo en el cuaderno reservado para mi biografía, y después las ordeno, según su antigüedad, y me pregunto por cuál de ellas domina sobre las otras, por cuál de ellas configura, de verdad, mi quintaesencia...
-¿Mi quinta esencia? -me repito mentalmente- Mi quinta esencia es la de escritor...
Y sigo pensando en silencio:
-Si en la plaza "No hay quinto malo", es muy probable que Beethoven ya supiera que su "quinta sinfonía" sería su obra maestra antes de escribir las cuatro que la precedieron y que Goya adquiriese su "quinta del sordo" conociendo de antemano que en sus muros pintaría las extrañas pinturas negras, esas que servirían para asombrar al mundo por la deformación subjetiva de las imágenes y por el atrevimiento intelectual de su propuesta.
Y me viene después a la memoria aquel asma juvenil que me hizo inútil para la vida militar y me impidió conocer a los miembros de "mi quinta" en el cuartel, mientras abro un botellín, de esos que llaman "un quinto" y echo el líquido en un vaso de cerveza.
-Sí, es posible -reflexiono-. Los héroes son seres humanos, unos genes delicados, enfrentados al azar del universo, que consiguen escapar de las garras de la muerte gracias al éxito de sus aventuras o a la mediación de los dioses. En mi caso, aunque es verdad que no conozco a ningún dios ni rezo a nada y que el éxito no culmina casi nunca mis esfuerzos, sí que siembro estas palabras afiladas en el centro de internet. De este modo, voy dejando mis ideas en conserva, esperando a que penetren como un virus en tu mente, de este modo, al usar mi quinta esencia, tú, mi lejano lector, tú, mi gran dios anónimo de la caverna del tiempo, me trasladas a tu mundo, me conviertes en un héroe de papel y permites que me escape de este sitio en el que escribo no sé qué para vivir junto a ti este juego distante y extraño en el que yo hablo y tú escuchas, en silencio, mucho más allá de mí.