Demócratas de andar por casa

Mi amigo escribe un wathsapp en donde se queja del comportamiento insultante de los que lo llaman fascista cada vez que su opinión se enfrenta con la de ellos. Yo le digo que es verdad que eso sucede, pero que tiene que entender que los contrarios se confundan porque saben que entre los que opinan esas cosas existen muchos fachas, muchos estómagos agradecidos del franquismo, muchos mafiosos meapilas del Opus Dei o muchísimos clasistas despreciativos y despreciables. Lo mismo nos pasa a nosotros (me pongo en su mismo lado), cuando les acusamos de utilizar en exclusiva ese esquema dual del mundo que lo divide en ricos y pobres, como si eso fuera lo único que se puede ser sobre la tierra, o cuando les reprochamos que intenten imponer en la calle una fuerza que las urnas no les dan o cuando decimos de ellos que son comunistas extremistas o bien marxistas que aún no entienden que luchar por la dictadura del proletariado, cuando el mundo es de las clases medias y no de los obreros, es una barbaridad tanto en lo democrático como en lo sociológico.
Mi amigo se queda perplejo y piensa que le estoy traicionando:
-Vaya con Pablo Iglesias- me dice.
Y yo le digo que no, que entienda que democracia es pacto, no imposición, porque no hay democracia sin izquierda y sin derecha, y que sin respeto no hay pacto, y él me responde al instante:
-Demócrata de pacotilla.