Te miro, amor

Te miro, amor, sobre todo te miro, pero también te hablo, y tú te quedas quieta y nunca me contestas. Te digo que tienes un rostro perfecto, que tu pecho me enloquece, que tu vientre es un imán, que no soporto vivir sin tu aliento y tu calor, sin tus caricias y besos. Y tú sigues igual... Por favor, te digo, por favor, haz algo. Mueve tus manos, abrázame, di que me quieres. Pero tú sigues lo mismo, imperturbable. ¿No cambias de postura? ¿No me contestas? Vamos, hazme caso, ¿no me entiendes? Y entonces intento tocar tu sonrisa congelada o acercar mis dedos a los tuyos, pero siempre me detiene una frontera: esa plana superficie de cristal, mientras tú me sigues mirando, sin mover ni un solo músculo.