La última partida

Acababa de vencer a Petrosian y de retar a Kasparov. Se contaba que el gran Fisher no tuvo más remedio que salir del anonimato para enfrentarse con ella. A pesar de que siempre jugaba con las negras, a todos les derrotaba. “Jaque mate”, les decía. Después, embutida en su antigua túnica, recogía las piezas y el tablero, daba la vuelta a su reloj de arena, apagaba la vela y desaparecía.