Ay/uno


AYUNO

¡Cómo como!
Soy un uno...
Si antes fui un uno fino
ahora soy un gordo uno.
Así que ay-uno y ay-uno,
y bebo SOLARES a morro.
Tratando de reducir
del triple al doble mi tripa,
la llamo primero bi-Pa
y luego la nombro Pa
al quedarse en la mitad.
Pero yo no paro aquí.
Procurando adelgazar
mi silueta un poco más,
me propongo limitar
la ingesta de grasas e hidratos
y condenar a los dulces
a la pena capital.
Con el tiempo los pescados,
sudando sobre la plancha,
ocultan su encanto especial,
las purgas de aceite y sal
le quitan toda su gracia
al verde de las ensaladas,
en sueños se me aparecen
las rojas carnes guisadas,
las fabes y los garbanzos
y siento un hambre bestial
que no se calma con nada.
Después de la arcada vil,
que en la región palatal
provocan mis dedos blancos,
a veces mancho el mantel
con un pastoso residuo
de fruta o sopa de ayer.
Y acudo mil veces mil
al baño grande de casa
y miro el gráfico gris
que en un panel representa
la masa que el peso marca.
Suspiro y pienso: ¡Ay de mi!
Si sigo por este camino
¡qué pronto llegará el fin!
Pseudónimo: Adel Gazo