Tic, tac

Nadie oía, monótono, el ritmo
de sus cuerdas de alambre oxidado,
no entendían el código oculto
del sonido mecánico y sordo,
que bosteza en el muro del fondo,
el que gira en la esfera redonda
como un trillo en verano en la era
que retorna al eterno principio
o comienza de nuevo al final.
                                             
                                             
    Su sonido sin eco, instantáneo,
      organiza la marcha del día   
   repitiendo el medido runrún   
que armoniza el camino del tiempo. 
 Entre el ruido pasado del tic
  y el gemelo futuro del tac   
¿cómo suena el presente frontera?
¿Es silencio infinito y eterno
o un chirrido que no tiene fin?